Pregunta del mes
“¿Te has lavado las manos?” es una pregunta que los niños escuchan frecuentemente.
“¡Es hora de bañarse!” Llega la llamada de los padres.
.Pero ¿por qué lavarse y por qué tan frecuente?
¿Qué dirías si el piso de la cocina no estuviera lavado regularmente? ¡Bah! ¡Está sucio! ¡Huele terrible! ¡Está tan resbaladizo! ¡Hay muchas cosas en el piso! Y estuvieras en lo cierto.
El lavado es importante para eliminar la suciedad, la tinta, el rotulador, la pintura, la comida… también elimina el sudor y los malos olores.
La piel está formada por varias capas. En la superficie está la epidermis que tiene un papel muy importante que protege nuestro cuerpo del mundo exterior. La epidermis consiste de pequeños agujeros llamados poros de los cuales proviene el sudor. Nuestro vello corporal, nuestras pestañas y el cabello de nuestra cabeza se producen en la dermis, debajo de la epidermis.
.Lavar también significa proteger el interior de nuestro cuerpo, nuestros músculos y nuestros órganos de todo tipo de gérmenes.
Mira alrededor: los gatos se bañan a ellos mismos, y también los perros y pájaros. Aún los peces necesitan bañarse.
Cuando estamos lavados y limpios, es como si estamos nuevos de nuevo. Nos sentimos mejor… y olemos mejor.
A algunas personas les gusta bañarse todos los días y otras se bañan cuando les empieza a picar su cabeza y sus brazos.
Entonces, necesitamos lavarnos con agua y jabón para estar saludables… y realmente no importa cual jabón usas. (El nombre de un Doctor que se especializa en la piel es el dermatólogo).
Un día, una niña pequeña le dijo a su madre, “Madre, puedo lavarme en todas partes, mis manos, mi cuerpo, mis pies, en todas partes… pero no puedo lavar mi corazón. Solo Jesús puede lavar mi corazón y hacerlo limpio y puro”.
Ella está en lo cierto. Lo que hace nuestro corazón sucio es el pecado: las palabras que decimos y las cosas que hacemos que no agradan a Dios.
Con un corazón que está sucio por el pecado, estamos separados de Dios. No olemos muy bien para Dios. Pero solo como el jabón y el agua lava nuestro cuerpo, la sangre de Jesús derramada en la cruz lava nuestros corazones.
Puedes decirle a Dios, “Gracias, Jesús, por lavar mi corazón, por la sangre que perdiste en la cruz, para que mis pecados puedan ser removidos completamente. Este es el único camino, lo sé, y te quiero agradecer de nuevo”.
n puro estando en contacto con Dios, leyendo Su Palabra- La Biblia- y orando con la ayuda del Espíritu Santo.