EL VIENTO

La Biblia Habla

 

 

¿Sabías que hay viento en venus? Los vientos también soplan en Neptuno y Saturno. A velocidades de 1 800 Km/h o incluso a 2 500Km/h.

En el planeta Tierra, se han registrado velocidades de viento de hasta (¡solo!) 408 km/h, y eran vientos extremadamente violentos que fueron muy destructivos.

Pero, ¿qué es el viento? Es gas, en nuestro planeta, es aire, que es movido por varias fuerzas diferentes.

                                                                                                  

En la Palabra de Dios- la Biblia– puedes leer como Dios ha usado el viento.

Antes de que la Tierra llegara a ser lo que es ahora, justo en el principio, leemos: El Espíritu de Dios se movía sobre las aguas. Así que el agua debe haber cubierto todo el planeta.

Y también leemos: El Aliento de Dios se movía sobre la Tierra.

Dios es el Dueño de la Creación. Creó la Tierra, todos los planetas, todas las galaxias. Él creó todo el universo. ¡Muy a menudo los humanos olvidamos esta verdad!

Dios es todo- podero

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Dios envió a Moisés a Faraón para que liberara a los hebreos, pero Faraón se negó. Entonces Dios envió varias plagas. Envió un viento que sopló del este y trajo cientos de langostas para invadir el país, y destruyeron toda la hierba de los campos, todas las hojas y todos los frutos de los árboles.

Faraón tuvo miedo y accedió a dejar ir al pueblo. Entonces Dios envió otro viento del oeste que sopló las langostas en el mar, donde se ahogaron. Pero Faraón no cumplió su palabra. Solo había tenido miedo y se negó a dejarlos ir. Dios le ordenó a Moisés que trajera otros desastres sobre Egipto hasta que finalmente fueran liberados.

Puedes leer sobre esto en la Biblia, en Éxodo, capítulo10, versículos 12 al 21. Entonces, como ves, Dios está a cargo del viento.

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En el Nuevo Testamento, la segunda parte de la Biblia, en el Evangelio de Marcos, capítulo 4, versículos 35 al 41, los amigos de Jesús estaban con él en una pequeña barca cruzando el Lago Tiberíades (también conocido como el Mar de Galilea).

 Jesús estaba cansado y se quedó dormido. Un fuerte viento comenzó a soplar, un poderoso torbellino. Enormes olas comenzaron a llenar la barca con agua y los sacudió tan violentamente que los amigos de Jesús gritaron, “¡Maestro, maestro, nos vamos a ahogar!”

Jesús se despertó y se puso de pie, y le dijo al viento y al mar: ¡Silencio!

Y el viento paró. Todo quedó en calma.

Todos quedaron asombrados diciéndose el uno al otro, “¿Quién es este hombre, que aún el viento y el mar le obedecen?”

Es verdad, Dios manda al viento. Él es el Todopoderoso creador.

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Después que Jesús se levantó de la muerte, le hizo una promesa a sus amigos, sus discípulos, “Recibiréis poder del Espíritu Santo, y seréis mis testigos en todo el mundo.”

Pocos días después, en el día del Pentecostés, un gran ruido vino del cielo, como el sonido de un poderoso viento, aparecieron llamas y se posaron sobre la cabeza de cada persona que estaba allí con los apóstoles. (Hechos 2, versículos 1 al 11).

Todos fueron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según les daba el Espíritu Santo. Las personas que habían venido de todas partes del mundo para la fiesta estaban sorprendidos. Los escucharon hablar de las obras maravillosas de Dios.

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¿Qué mejor que el aliento de Dios en nuestros corazones? ¡Su vida, su amor, su alegría, su paz, su paciencia, su bondad, su poder… están para ti también!

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